La pasarela del arquitecto Javier Manterola es uno de mis lugares favoritos para "cazar" fotografías, al mismo tiempo que para probar equipo nuevo. Al atardecer en verano se producen estas increibles gradaciones tonales que desembocan en lo que me gusta denominar "momentos felices". Tanto para el que ve la fotografía (esa es la idea) como para uno mismo. Y es que, en estos "momentos", uno se lo pasa pipa con una cámara en la mano
Con la vuelta de la Ricoh GX200 a mis manos he retomado la idea de hacer algunas fotografías por los pasadizos de mi ciudad. Pasadizos comerciales que antaño estaban llenos de vida, hoy languidecen como túneles de gusano que llevan anodinamente de una parte a otra, sin comercios y sin gente que los transite. La parte interesante de todo esto es que me ha permitido recuperar el pulso de fotografiar con la Ricoh de nuevo, y tengo que decir que es toda una experiencia. Hay cámaras por las que no pasa el tiempo, pero desgraciadamente la Ricoh no es de esas. Si bien el tacto y los controles siguen siendo excelentes, su velocidad de respuesta está claramente sobrepasada. Siendo tan lento su enfoque automático, decidí probar el ajuste "Snap Focus" que básicamente deja el enfoque fijo a partir de 2,5 metros, y ahí sí que la cámara tiene una ventaja. Siendo un sensor tan pequeño, a nada que cierras el diafragma un poco ya obtienes mucha profundidad de campo. Eso obliga a subir un poco
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