La Nikon F5 de Chris O'Donnell
Corría el año 2000 y ya hacía un tiempo que me apasionaba el mundo de la fotografía. Me daba mucha pereza, eso sí, tener que revelar mis rollos de película y miraba con esperanza el desarrollo de la, por entonces todavía incipiente, fotografía digital. Pero, como decía, a finales del siglo XX la fotografía analógica todavía reinaba sin discusión, y lo hacía con una cámara que era la estrella del momento: la Nikon F5. Veía sus características en Internet y me decía aquello tan sobado de "un día tendré una".
Al poco tiempo se estrenó una película titulada 'Límite vertical'. En una de sus primeras escenas podemos ver a su protagonista, Chris O'Donnell, fotografiando leopardos de las nieves en el Himalaya pakistaní. Y como no podía ser de otra forma, su cámara era una Nikon F5. Pero además un ejemplar bien castigado, con desconchones y rayas por todo el bloque del pentaprisma. Con todo lo que ello implica en la publlicidad subliminal para el que quiera verlo: que es un tanque, que está hecha para durar y para trabajar en las condiciones más extremas... En el 'hide' lo acompaña un torpe asistente local que se afana por colocar película en otro cuerpo de F5, mientras él dispara en ráfaga, sabedor de que, en pocos segundos, terminará ese rollo y querrá tener otro listo.
Recuerdo que cuando vi esa película no me percaté de ello. No dí un respingo en la butaca y dije "ah, una Nikon F5" ni nada parecido. No sé por qué.
Con el tiempo he vuelto a interesarme por esa, ahora venerable, "reina" de las cámaras. Miro precios por eBay y compruebo cómo la cámara que antes costaba 3 o 4 mil euros ahora se vende por apenas entre 200 y 400 euros. Nadie las quiere. A nadie le preocupan ya las cámaras analógicas. Pocas compañías tienen alguna cámara analógica en su catálogo (entre ellas Nikon) y las que hay son modelos de más de 10 años. Ninguna compañía invierte en investigación para estas cámaras.
Con este panorama y en medio de la vorágine digital... ¿merece la pena invertir en una de estas cámaras por muy baratas que se encuentren? ¿Sería capaz de cambiar el 'chip' en mi forma de fotografiar? ¿Podría sobrevivir con solo 36 fotos (más otras 36 y así sucesivamente)?
El caso es que muchos años después he vuelto a ver esa película y ahora sí he dado un respingo: ¡Una Nikon F5!
¿Me atreveré?
Corría el año 2000 y ya hacía un tiempo que me apasionaba el mundo de la fotografía. Me daba mucha pereza, eso sí, tener que revelar mis rollos de película y miraba con esperanza el desarrollo de la, por entonces todavía incipiente, fotografía digital. Pero, como decía, a finales del siglo XX la fotografía analógica todavía reinaba sin discusión, y lo hacía con una cámara que era la estrella del momento: la Nikon F5. Veía sus características en Internet y me decía aquello tan sobado de "un día tendré una".
Al poco tiempo se estrenó una película titulada 'Límite vertical'. En una de sus primeras escenas podemos ver a su protagonista, Chris O'Donnell, fotografiando leopardos de las nieves en el Himalaya pakistaní. Y como no podía ser de otra forma, su cámara era una Nikon F5. Pero además un ejemplar bien castigado, con desconchones y rayas por todo el bloque del pentaprisma. Con todo lo que ello implica en la publlicidad subliminal para el que quiera verlo: que es un tanque, que está hecha para durar y para trabajar en las condiciones más extremas... En el 'hide' lo acompaña un torpe asistente local que se afana por colocar película en otro cuerpo de F5, mientras él dispara en ráfaga, sabedor de que, en pocos segundos, terminará ese rollo y querrá tener otro listo.
Recuerdo que cuando vi esa película no me percaté de ello. No dí un respingo en la butaca y dije "ah, una Nikon F5" ni nada parecido. No sé por qué.
¡Anda! ¡Una Nikon F5! Y dando el callo. |
Con el tiempo he vuelto a interesarme por esa, ahora venerable, "reina" de las cámaras. Miro precios por eBay y compruebo cómo la cámara que antes costaba 3 o 4 mil euros ahora se vende por apenas entre 200 y 400 euros. Nadie las quiere. A nadie le preocupan ya las cámaras analógicas. Pocas compañías tienen alguna cámara analógica en su catálogo (entre ellas Nikon) y las que hay son modelos de más de 10 años. Ninguna compañía invierte en investigación para estas cámaras.
Con este panorama y en medio de la vorágine digital... ¿merece la pena invertir en una de estas cámaras por muy baratas que se encuentren? ¿Sería capaz de cambiar el 'chip' en mi forma de fotografiar? ¿Podría sobrevivir con solo 36 fotos (más otras 36 y así sucesivamente)?
El caso es que muchos años después he vuelto a ver esa película y ahora sí he dado un respingo: ¡Una Nikon F5!
¿Me atreveré?
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